domingo, 8 de febrero de 2009

Recuerdos escondidos


Intentaba transformar sus desgracias en ganas de luchar, para seguir viviendo en ese agotador entorno, el cual la sucumbia en un profundo mar del cual no podía salir por mucho que nadase. Se cabuzo de lleno en el, un mar de llantos que crecía a su alrededor con cada noticia. Esperando a que apaciguase la lluvia, la joven se cerraba en su habitación, en donde las paredes habían sido testigos de tantos días sin ganas de continuar viviendo. Llantos escondidos tras los posters que cuelgan de las paredes, los cuales escucharón tantas tardes los motivos de su depresión, y gritos reprimidos tras su boca los cuales le provocaban tanto escozor en la garganta. Lágrimas fundidas entre sabanas presentes para arroparle una vez más en su desanimo, confidentes de sus miedos y tristezas. Y, unicamente en la mesita de noche, un peluche enamorado de las caricias ofrecidas con tanto cariño de aquella chica, que tan solo buscaba alguien con quien compartir sus emociones. Y un fantasma desvanecido en el fondo del armario, cuando ella buscó el abrazo en alguien que no estaba.


La chica y el techo blanquecino del dormitorio, compartían la oscuridad que les envolvía cada noche, y ella, se imaginaba a las estrellas brillando en aquel techo, que torpemente podía ofrecerle aquella función. Cuando miraba hacia la pared de en frente, encontraba un estante, con esos libros con los que había compartido tantos momentos de imaginación, zurcando oceanos lejanos, en busca de una antigua ciudad, con un castillo magnifico y unas bellas ruinas por las que pasear a ratos. ¿Y cuando se giraba? Un cajón, lleno, el cual contenía sus pequeñas cosas escondidas metodicamente, en especial, un cuaderno. Traductor de sus ideas, plasmadas a traves de sus pequeñas y delicadas manos que respondían a cada pensamiento capaz de aparecer en su cabeza.


Cerca del escriptorio, un espejo en peligro de haberse roto más de mil veces, apartir del cual, ella se peinaba y miraba cada día antes de partir hacia cualquier parte. Y un corcho viejo con fotografias de recuerdos y escritos del pasado bien conservados, un calendario sin ninguna fecha marcada y un triste marco sin foto ni cristal ni nada...