martes, 23 de noviembre de 2010

Solo buscaba cariño y un lugar en que secar sus lágrimas...



Comenzó a andar por las calles más estrechas de la ciudad, alumbrada por la luz de la tarde, mientras el tiempo pasaba y el sol se escondia en el horizonte. Su mirada no buscaba camino, ni tampoco buscaba dinero. Su mirada buscaba comprensión, descanso, generosidad... 

Llegó cansada a una plaza solitaria, donde el granito de las paredes blancas yacía erosionado. Avanzó hasta ese y apoyó la palma de sus manos sobre esta, sintiendo la fríaldad de la estructura y escondiendo su cabeza lentamente mientras reprimía aquellas lágrimas que se contenían trás su brillante mirada. Después dejó que fuera su espalda la que se apoyara contra la pared antigua, y poco a poco fue resbalando con suavidad hasta que se apoyó en el suelo con la espalda recostada en la pared. 

Dobló sus rodillas y quedaron a la altura de los hombros por delante, acuclillada en aquel lugar, donde el viento y el frío de la tarde que pasaba no hacía más que provocarle escalofríos y de pronto, no se pude seguir conteniendo y lloró. Hundiendo su rostro entre sus manos, con la piel de gallina. Y sus alaridos llegaron al cielo y la lluvia se dejó caer en la plaza. Mas no importaba todo aquello, pues sin tener nadie cerca que la acojiera entre sus brazos y acariciara su cabello mientras buscaba el consuelo en el calor de un abrazo. No importaba el viento, ni la tormenta, ni la luz de los relampagos que creaban sombras extrañas y pecualires, si no tenía a quien decir... Gracias.

Derepente me siento pequeña y el mundo es grande, todo gira alrededor de nada y me pregunto... ¿Cómo se siente al ser diferente a mi? A veces estoy debil para seguir y otras me siento perdida. ¿Me abrazarias para que pudiera llorar...?

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